viernes, 27 de julio de 2012

La niña del gato

Fué, mientras vivió, compañero incomparable.
Un gato nada egoísta. 
Un gato de pocas palabras y muchos gestos.
Un gato de silencios.

Una calida tibieza bajo el frio pelaje
templado por el rocio.
Un salto suave en el estomago, una nariz fria contra el brazo.
Un maullido ahogado, temploroso de cariño.

Y cuando la noche ceñia sus garras sobre ella, 
sedienta de miedo y soledad
Fué el, don Gato quien presto,
ronroneo en consuelo
Y con él se durmió.




3 comentarios:

  1. Creo que no hay mejor compañero que un gato cuando nos sentimos tristes, siento que ellos saben perfectamente lo que nos pasa y saben que con esos ronroneos nos reconfortan tanto!! Un abrazo afectuoso para ti!

    ResponderEliminar
  2. Hola, me llamo Marta y soy la autora de la ilustración que has publicado sin permiso en esta entrada. Tan sólo escribo para informarte de que no es una imagen libre de uso y no está permitida su publicación, reproducción, uso o difusión. Te agradecería que, antes de adornar tu blog con imágenes encontradas por internet, te informases de sus licencias de uso así como de quién es su autor/a y, por supuesto, antes de utilizarlas pidieses permiso para hacerlo. Y en caso de poder publicarlas, nombrases al autor siempre.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Hola Marta,me interesa sobre esta imagen,tienes algún blog,por que motivo la hiciste? muchas gracias.

    ResponderEliminar